Y el silencio llegó a esta conversación, mientras los dos individuos se dan la espalda el uno al otro se oyen por detrás las risas de los niños. Esos niños que viven sin miedo alguno a las consecuencias de sus actos, que viven por y para ellos, egoístas, si, pero felices. En esta imagen podemos observar a aquellos muchachos, espalda con espalda, sin dirigirse la palabra, pero si se fijan bien, se puede ver como están dados de la mano, como dos enamorados.

No nos precipitemos, pongamos un punto y a parte en vez de el final

Al final parece que las cosas marchan bien

Me encanta el olor a juguete nuevo. Me recuerda a la infancia, cuando nada me importaba, solo quería pasarlo bien, jugar y hacer el tonto todo el día. No me preocupaba por nada, lo que más me solía preocupar era que la chica que me gustaba se fijará en mi, era la mayor preocupación que tenía cuando era pequeño, por todo lo demás eran juegos, risas, amigos y tonterías.

Me gustaría poder dar saltos en el tiempo, así, podría ver las consecuencias de mis acciones

Sigo sin querer admitir la realidad